Autor:
|
Fernando J. H. Carignano.
|
Título:
|
Magnífica Tecnología.
|
Fuente:
|
|
Idioma:
|
Es.
|
Texto:
|
¿Por qué esta magnífica tecnología
científica que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta
tan poca felicidad?. La respuestas es esta: simplemente porque aún no hemos aprendido a usarla con tino.
Albert Einstein (1875-1955)
La frase del genial alemán, como la de muchos otros de su estirpe, no
pierde vigencia a través de los años. A diario leemos en los medios de
difusión masiva adelantos científicos sobre cualquier tema o actividad
posible dentro -y en ocasiones fuera- del planeta.
Sin embargo, cabría preguntarnos cuántas de estas novedades realmente
le sirven a la gente común, cuáles son útiles realmente para mejorar la
equidad en el género humano; en resumen, en qué sirvió el estudio y
desarrollo realizados para satisfacer la vida de nuestros congéneres en los
términos de salud de la OMS.
La tecnología en general, traducida en comunicaciones, medicamentos,
aparatos y tantos otros aspectos, no ha demostrado gran cosa en pro de dotar
de una mayor igualdad de oportunidades para los habitantes de distintas
regiones del planeta. Cualquier índice que uno tome -recomiendo el compuesto
de desarrollo humano que periódicamente publica el Banco Mundial- señala a
las claras que en cuanto en una parte del globo el 42% de la gente padece de obesidad,
cruzando el Atlántico hay millares que mueren de hambre. Mientras en un lado
el promedio de vida excede los 75 años, en el otro pueden considerarse
afortunados si pasan los cuarenta; las enfermedades infecciosas se eseñorean
en una zona y son desconocidas en otra.
En un país la industria florece, a escasos mil kilómetros la crisis
económica hace estragos... ¡en el mismo continente!.
Así podríamos citar medio centenar de ejemplos más, pero creo que a
esta altura todos sabemos de qué hablamos y, convengamos, es poco lo que el
desarrollo científico ha hecho al respecto. Y, justamente, ése debiera ser el
objetivo primordial de cualquier investigación: el bienestar de todos. Por
eso, volviendo a la frase del encabezamiento, no estamos usando con tino a la
ciencia, sino con fines de lucro, con criterios de poder o con la funesta
combinación de ambos, con alguna excepcionalísima salvedad. Se gasta más en
matar que en curar...y es la misma «ciencia» que fomenta ambos
desenvolvimientos...
Mientras ello ocurra en poco adelantaremos, aunque tengamos naves que
superen la velocidad de la luz y se demuestre plenamente la teoría de la relatividad del sabio
Einstein. Es fácil colegir que tampoco él estaría contento.
|
Palabras
Claves:
|
Editorial
|
Key Words:
|
Editorial
Artículo en PDF |
Páginas
▼