Autor:
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Deguer C.
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Título:
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La razón de nuestra revista
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Fuente:
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Rev.
Asoc. Med. Bahía Blanca; 26(2):34-35, abr-jun. 2016.
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Idioma:
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Es.
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Texto:
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La crítica y el ensayo
son la esencia de nuestro trabajo. Ello significa que la ciencia es una
actividad fundamentalmente social, lo que implica que depende de una buena
comunicación. Al practicar la ciencia tenemos conciencia de ello, y esa es la
razón de que nuestras revistas tengan razón al insistir en la claridad y la
inteligibilidad. . .HERMANN BONDI
El primer escrito médico de la historia humana que se conserva es el papiro quirúrgico de Edwin Smith, elaborado por un cirujano egipcio que bien pudiera ser Imhotep, fundador de la medicina egipcia en el siglo XVII AC, hace más de 3700 años, mide unos 4.68 metros de largo por 33 cm.de ancho, escrito con vocabulario y gramática arcaica. El papiro muestra los primeros cálculos escritos sobre cirugía traumática, diagnóstico, tratamiento y pronóstico sobre 48 casos de heridas de guerra, suturas craneales, la anatomía cerebral, vascular, vísceras abdominales, discute sobre las meninges, médula espinal y el líquido céfalo-raquídeo.
Desde esa época hasta
nuestros días el valor de la redacción científica se sostiene y perfecciona
constantemente (1). Day R. (2005),
define el artículo científico como un informe escrito y publicado que
describe resultados originales de investigación, escrito y publicado de
cierta forma, definida por la tradición, la práctica editorial, la ética
científica y la influencia de los procedimientos de impresión y publicación.
El objetivo de la
investigación científica es la publicación. Los hombres y mujeres de ciencia,
cuando comienzan como estudiantes graduados, no son juzgados principalmente
por su habilidad en los trabajos de laboratorio, ni por su conocimiento
innato de temas científicos amplios o restringidos, ni, desde luego, por su
ingenio o su encanto personal; se los juzga y se los conoce (o no se los
conoce) por sus publicaciones.
Un experimento
científico, por espectaculares que sean sus resultados, no termina hasta que
esos resultados se publican. De hecho, la piedra angular de la filosofía de
la ciencia se basa en la premisa fundamental de que las investigaciones
originales tienen que publicarse; solo así pueden verificarse los nuevos contenidos
científicos y añadirse luego a la base de datos que llamamos precisamente
conocimientos científicos.
El investigador
científico quizá sea el único, entre todos los que desempeñan un oficio o
profesión, que está obligado a presentar un informe escrito de lo que hizo,
por qué lo hizo, cómo lo hizo y lo que aprendió al hacerlo. La palabra clave
es reproducibilidad.
Eso es lo que
singulariza a la ciencia y a la redacción científica, desde el punto de vista
de aspectos concretos, pensemos en las
novedades. Las revistas electrónicas existen ya. The Online Journal of
Current Clinical Trials, que inició su publicación en 1992, es al parecer un
éxito. Así pues, las revistas tradicionales no son ya el único destino de los
estudios científicos. Revisar el editorial anterior escrito por Ana Espinosa
(3) .
Esto contrasta con la
tendencia que relaciona la investigación como algo sutilmente extraño o
complementario a la actividad académica. Tal vez porque en muchas
instituciones de educación superior se ha centrado la atención en dar clases
y no en investigar. Y esta es una trampa en la que muchos hemos caído, pensar
que es mejor, por barato, reproducir que producir. Hay un gran atraso en el
valor de la información y de la comunicación. En esta era de intangibles se sigue
midiendo por horas clase o facturación y poco importa el sentido de la
investigación.
La investigación
alimenta a la enseñanza y nos lanza al mundo universal, abre la mente,
promueve el entendimiento y la comprensión del mundo, la sociedad y el
hombre; discute el sentido de las cosas y ayuda a resolver problemas.
Algunos artículos
pueden reportar grandes descubrimientos, mientras que otros nos ofrecen
humildes contribuciones no menos importantes. Unos pueden tratar asuntos
concretos experimentales y otros nos pueden ofrecer debates sobre ideas de
fronteras del saber.
Lo que parece estar
claro hoy es la importancia de publicar bajo el paradigma de la cultura del
artículo científico. Existen múltiples factores: brevedad, concisión,
rapidez, globalización, alcance sobre comunidades específicas. En fin,
visibilidad e impacto.
Pero cultura de la
producción científica bajo el esquema de artículos es sobre todo un arte, una
actividad altamente compleja y diversa, creativa y sistematizada, que está
llena de sueños e ilusiones, paradojas e incertidumbres, sencillez y
complejidad, que no tiene horario, ni relación sindical y que está impregnada
de un alto sentido vocacional y de perseverancia. Resaltamos las tres Ts:
Trabajo de cultura científica para el cultivo permanente, Trabajo de
investigación competente orientado a resultados, y Trabajo de Comunicación
para existir.
Las reglas de juego de
Rojas (4) siguen estando vigentes, ya las hemos reproducido e insistimos en
su importancia:
1) Publicas o pereces;
2) No te pagarán ya por reproducir conocimiento, sino por productos de
investigación, como son artículos; 3) Hay que aprender urgentemente a
producir y colocar los artículos que antes no sabíamos hacer; 4) hay que
aprender a establecer nuevos join-venture entre los equipos; 5)
investigadores y seguidores deben aprender a ser cooperativos
intra-departamentales para ser competitivos a nivel institucional; 6) hay que
desarrollar una nueva inteligencia informacional y comunicacional para
sobrevivir en esta sociedad global de la información y la comunicación; 7)
hay que recuperar el valor de lo humano y de la persona como el sentido
fundamental que orienta la actividad de investigación.
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Palabras Claves:
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Editorial
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Key Words:
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