Autor:
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Ana Espinosa
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Título:
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¿Llegó el fin del papel en la
lectura científica?
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Fuente:
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Idioma:
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Es.
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Texto:
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Desde sus comienzos la
ciencia necesita y utiliza la comunicación
para la difusión y abastecimiento del conocimiento científico.
Saray Córdoba González
razona sobre la comunicación
científica: “el conocimiento, ese concepto tan abstracto, debe ser capturado
a partir de objetos concretos, o documentos, que se reúnen en un conglomerado
que llamamos información” (1).
El conocimiento en el
año 1975 se duplicaba cada 12 años. En 1995, veinte años después, la
humanidad duplicaba su conocimiento cada 10 años y medio. En el año 2005 se
duplicaba cada 5 años. Actualmente, áreas del conocimiento como ingeniería
genética, química e informática se duplican cada 2 años (2). Estimaciones
para el año 2020 calculan para estas
mismas áreas que la duplicación será cada 73 días. Si vamos a la práctica,
para un alumno o un asistente de posgrado de más de tres años de formación,
muchos de los conocimientos adquiridos al comienzo de su formación, serán
obsoletos.
¿Cómo llegamos al
conocimiento frente a esta vorágine de producción?
Hasta fines del siglo
pasado, la comunicación científica estuvo documentada en libros, revistas
científicas y algunos formatos electrónicos como disquetes. El papel era casi
el único material que se utilizaba para plasmar la información.
Cuando comienza la
digitalización, se anuncia un gran éxodo de los libros de papel a los libros
digitales. La profecía del fin del papel parecía cumplirse. Editoriales
importantes quebraron, plataformas online tanto para la venta como para la
descarga de e-books empiezan a propagarse. Aparecen el Kindle de Amazon en el
2007 y el IPad de Apple en el 2010 con
sus respectivas tiendas digitales. Actualmente, los smartphones con todas sus
variantes, también ofrecen la posibilidad de lectura digital. El pico de
ascenso de libros digitales ocurrió en el año 2013. En el año 2015, sucede lo
impensado, las ventas de libros digitales caen un 10% en Estados Unidos y se
abrieron 300 librerías independientes nuevas en los últimos 5 años en ese
mismo país (3).
El papel en los libros
científicos aún son el material de consulta y educativo por excelencia, con
sus anexos y variantes digitales para todos los gustos y tipos de lectores.
¿Sucede lo mismo con
las revistas científicas? Las revistas hasta fines del siglo pasado, eran
confeccionadas en papel y entregadas a sus suscriptores por diferentes medios
físicos. Las implicancias del paso del
tiempo desde el momento de la producción, pasando por la publicación del
material escrito hasta llegar a las manos del lector, sin olvidar el tema del
espacio físico, las dificultades que se presentaban eran innumerables. En
nuestra región se sumaban además otras desventajas, los altos costos en toda
la cadena de producción, y las demoras
en las revistas de publicación extranjera.
A fines del siglo
pasado y comienzos de este, la aparición de la era digital e Internet logran
que la comunicación científica sea más plana, derribando innumerables
barreras, abriendo otro gran portal: el nuevo acceso al conocimiento.
Las grandes
editoriales han mudado la monumental infraestructura del material impreso
hacia la web, generando plataformas y depósitos para las miles de revistas
preexistentes y nuevas. El acceso está. Parece tan cercano, con todos los
medios electrónicos disponibles, la velocidad de las comunicaciones. Pero en
la realidad ¿es así de simple en la era digital?
Es indudable que el
formato digital de las revistas, volcado a través de la web y sucedáneos ha
provocado la revolución en el mundo científico, tanto para la producción como
para la difusión de nuevo material. El papel ha quedado relegado a la
formalidad en escasas presentaciones. Lamentablemente, el hecho que no se
imprima, no ha bajado los costos en materia económica.
Si bien excede el
motivo de este escrito dejamos planteado para uno próximo el debate sobre si
la política de acceso abierto (Open Access) es la solución o el freno o complemento
de las editoriales comerciales. En nuestra región, el principio de la equidad
en el acceso al conocimiento debe estar por delante, recordando que los
estados deben garantizar todas las formas de comunicación científica para
alcanzar ideales de calidad y visibilidad para la ciencia, verdadera fuente
de desarrollo de los países.
BIBLIOGRAFÍA
1. Saray Córdoba González. Encargada del
Sistema LATINDEX para Costa Rica, Universidad de Costa Rica.
2. Pedro Echenique (Navarra, 1950), catedrático
de Física de Materia Condensada en la Universidad del País Vasco y Premio
Príncipe de Asturias.
3. Natalia Gelós. “Papel: 1 / E-book: 0. El
apocalipsis que nunca llegó”. Diario La Nación.
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Palabras Claves:
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Editorial
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